Mtra. María Delta Kuri Trujeque Historiadora del Departamento de Investigación Histórica Unidad de Historia y Cultura Naval Secretaría de Marina-Armada de México |
A finales del siglo XIX, México aún no terminaba de definir y consolidar su territorio nacional. Existían zonas muy alejadas del centro de la República a las cuales no les llegaban las leyes centrales. El sur del país vivía esa situación, lo que implicaba que el gobierno no pudiera controlar sus territorios y que la soberanía nacional se viera afectada por las constantes incursiones de la colonia británica de Belice. Estas autoridades europeas estaban muy interesadas en los bosques del sureste mexicano, sobre todo por la explotación del palo de Campeche o palo de tinte, considerado como madera preciosa de la cual se extrae una sustancia para producir un tinte de color púrpura. Además, los comerciantes beliceños tenían una posición peligrosa en el territorio mexicano porque, comisionados por el gobierno británico, estaban llevando a cabo una propaganda para lograr que los territorios de Yucatán y Quintana Roo, al sentirse tan alejados del centro del país, accedieran a anexarse al gobierno inglés, además de que ellos eran quienes vendían las armas a los rebeldes mayas.
FIRMAN TRATADO DE LÍMITES Resultaba urgente que se definieran los límites territoriales entre ambas naciones. La única vía era la negociación, porque no convenía que se rompieran las relaciones entre los dos países por los muchos intereses económicos que había de por medio. Así fue como el 8 de julio de 1893, el Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores, Ignacio Mariscal, firmó un tratado de límites con la Gran Bretaña e Irlanda representados por Sir Spencer St. John, enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la Reina británica en la Ciudad de México. Aunque en teoría ya se habían delimitado los territorios, era muy necesario que se pusiera en práctica este tratado que también sentaba las bases para comenzar la pacificación de la zona, al prohibir a los dos gobiernos la distribución de armas y municiones a las tribus rebeldes del lugar. Dos años después, el gobierno mexicano ordenó que se efectuara una misión militar de servicio nacional en la costa oriental de la península de Yucatán. La finalidad era establecer un fuerte en la Bahía de Chetumal frente a Punta Calentura, que fungiera como aduana marítima y fronteriza y al mismo tiempo fuera una estación militar a fin de hacer efectivo el tratado de límites firmado, impedir el contrabando de maderas preciosas y evitar también que los colonos ingleses de Belice continuaran armando a los indios mayas de la región, quienes se encontraban en rebeldía contra el gobierno de la República. Lo anterior formaba parte de la estrategia federal para iniciar una campaña contra los mayas sublevados que, después de la Guerra de Castas (1847-1853), formaron un estado independiente al este de Yucatán. |
Esta importante comisión fue asignada a un marino mexicano: Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres, quien nació en el pueblo de Padilla, Tamaulipas, el 7 de marzo de 1866. Provenía del seno de una familia con ascendencia de importancia histórica, ya que su madre fue nieta del Doctor dominicano José Núñez de Cáceres, profesor y rector de la Universidad de Santo Tomás de Aquino, iniciador de la independencia de Santo Domingo. Además, el Almirante Blanco fue primo hermano de la maestra María Brígida Consuelo Castañeda Núñez de Cáceres, conocida también como Estefanía Castañeda, quien introdujo el novedoso sistema frobeliano del jardín de niños en su comunidad. Othón P. Blanco inició sus estudios en la Escuela Oficial de Ciudad Victoria, Tamaulipas, y posteriormente en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México. En el año de 1885 ingresó al Colegio Militar para estudiar la carrera de Marino de Guerra. Perteneció a una generación de importantes hombres que fueron protagonistas de la Revolución Mexicana durante los primeros años del siglo XX.
MARINO AUDAZ Se distinguió siempre por ser un marino arrojado y audaz. Su experiencia en barcos la obtuvo durante sus prácticas profesionales en el cañonero Libertad, y posteriormente cuando fue nombrado integrante de la Comisión inspectora y de estudio de los trabajos de construcción de la corbeta Zaragoza, que se llevó a cabo en los astilleros Forges et Chantier en El Havre, Francia. A bordo de esta corbeta tuvo oportunidad de circunnavegar el mundo, y por su genio amable se ganó el aprecio de sus compañeros y de los comandantes que en su momento tuvo la Zaragoza: el Capitán de Navío inglés Reginald Carey Brenton y el Brigadier de Marina Ángel Ortiz Monasterio. Es precisamente el Brigadier Ortiz Monasterio, quien en su calidad de Jefe de Estado Mayor del gobierno de Porfirio Díaz, recomendó al entonces Subteniente Othón P. Blanco por considerarlo con las cualidades de inteligencia, valor, juicio, prudencia y abnegación para desempeñar la comisión que se requería en el sureste mexicano: la construcción de un fuerte para establecer la seguridad y detener el tráfico ilícito en la zona, tratar con las tribus rebeldes y salvajes de Santa Cruz e Icaiche, además de tratar con las autoridades de la Colonia británica de Belice. Sin duda alguna, la misión se tornaba difícil por estar llena de peligros y dificultades, sobre todo el tratar con las tribus mayas porque eran hostiles al gobierno mexicano, también resultaba de dificultad negociar con las autoridades inglesas porque a ellos les era más fácil manipular a los indios mayas para continuar con la explotación de aquellos terrenos, que con el gobierno mexicano con el que ya no sería posible hacerlo. El tamaulipeco realizó un minucioso estudio del proyecto propuesto, concluyendo que resultaba mejor la construcción de una embarcación que pudiera situarse en la desembocadura del Río Hondo, siendo ésta menos costosa y proporcionaría mayor movilidad y menor riesgo para la tripulación, que si se creaba el fuerte en el que se tendrían que establecer destacamentos y sistemas logísticos para construirlo y mantenerlo; además que estaría siempre expuesto a los ataques de los indios mayas.
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CONSTRUCCIÓN DEL “PONTÓN” Procedió a elaborar el croquis y las especificaciones que se requerían, diseñando el pontón para construirlo en madera, eslora entre perpendiculares 66 pies, manga de la cuaderna maestra 24 pies, puntal 12 pies, calado medio con 30 toneladas, dos y medio pies. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público giró instrucciones al Cónsul de México en Nueva Orleáns, Manuel Gutiérrez Zamora, para que firmara con la Casa Zuvich el contrato de la construcción de la obra, comenzándose semanas más tarde los trabajos relativos en el astillero de Walnut Street, en la ribera izquierda del Mississippi. La construcción de esta embarcación fue supervisada en todo momento por Othón P. Blanco y tuvo un costo de 10,000 dólares. El pontón, que fue bautizado con el nombre de Chetumal, llegó a Río Hondo el 22 de enero de 1898. Para el mes de junio, el ya Segundo Teniente Othón P. Blanco había sido designado Administrador de la Aduana Marítima y Comandante del pontón. Aunque su personal era reducido, ante la peligrosidad de la zona por las tribus mayas rebeldes, distribuyó destacamentos en Río Hondo, Chac, Santa Lucía y Exhan, para llevar a cabo una vigilancia extrema, sobre todo en las noches. Estaban rodeados de pueblos salvajes que amenazaban constantemente con atacarlos si no abandonaban el lugar. |
CONCILIADOR Y PACIFICADOR La misión de Othón P. Blanco no fue fácil, ya que tuvo que ingeniárselas para lograr conciliar con todos estos pueblos y conseguir así la pacificación. La tarea resultaba aún más difícil si se toma en cuenta lo problemático de la comunicación, dado que ni Blanco ni su tripulación conocían la lengua maya. Un nativo de Corozal de origen mexicano, llamado Agustín Souza, auxilió como intérprete al Segundo Teniente para poder establecer comunicación con las tribus mayas |
FUNDA CIUDAD PAYO OBISPO EN LA BAHÍA DE CHETUMAL El Comandante del pontón sabía que sólo colonizando el lugar podían lograrse avances significativos. Inició pláticas con familias mexicanas establecidas en Belice, que eran en su mayoría descendientes de campechanos y yucatecos, a los que les planteó la necesidad de fundar una ciudad mexicana en la Bahía de Chetumal. Esta proposición fue recibida con sumo agrado, ya que pronto respondieron a la iniciativa muchos de los descendientes radicados en Consejo, Corozal, Orangewalk y Zarteneja de la Colonia británica, presentándose al pontón en sus embarcaciones menores dispuestos a emprender la magna obra. Para comenzar despejaron el terreno para trazar las primeras cuatro calles y avenidas con orientación a los cuatro puntos cardinales. Se construyó un muelle provisional para permitir a las embarcaciones menores el desembarque a tierra de algunas familias de origen mexicano, provenientes de distintos puntos de Belice y algunas más de Yucatán y Campeche, quienes serían las primeras familias pobladoras de la ciudad que recibió el nombre de Payo Obispo; aunque la población se caracterizó por ser de nacionalidades heterogéneas, ya que en esas tierras se encontraban ingleses, alemanes, libaneses, griegos, turcos, cubanos, chinos, españoles y jamaiquinos. La primera casa construida tenía una longitud de 15 metros y al frente de ella se izó, por primera vez, la bandera mexicana en una ceremonia pública a los acordes del Himno Nacional, haciéndose por todos los presentes la protesta de fidelidad a la misma, y la solemne declaración por parte del Comandante Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres del día 5 de mayo de 1898 como fecha oficial de la fundación de la ciudad. |
PRIMER PLANTEL EDUCATIVO Teniendo claro que la niñez constituía el futuro de la nación, ya que estaba imbuido por las ideas frobelianas que seguramente le había transmitido su prima María Brígida Consuelo Castañeda Núñez de Cáceres, procuró siempre que en Payo Obispo la educación de los niños fuera de buena calidad, tan es así que la primera casa construida por el personal del pontón Chetumal fue designada para establecer ahí la escuela. Siguiendo los preceptos nacionalistas, ordenó que día tras día se izara la bandera mexicana, a fin de consolidar el sentimiento patriótico entre el pueblo mexicano que ahí habitaba. Con el tiempo, esta pequeña escuela, que comenzó con 17 pequeños en edad escolar, se convirtió en un plantel educativo de mayores proporciones, albergando un crecido número de estudiantes de ambos sexos bajo la dirección de la profesora Cristina Madrid de Willougley, quien tiene el mérito de haber sido la primera docente de la nueva ciudad. |
PAYO OBISPO CAMBIA AL NOMBRE DE CHETUMAL Años más tarde, el 28 de septiembre de 1936, Payo Obispo adquirió el nombre de Chetumal. Así fue como nuestro marino mexicano fundó una ciudad, con el objetivo de pacificar el sureste mexicano. Sin duda alguna, hizo gala de sus habilidades diplomáticas para hacer entender a los británicos asentados en Belice que debían respetar la soberanía de México, además de incorporar a la población indígena maya bajo la tutela del gobierno mexicano. Este artículo constituye un sentido homenaje de la Secretaría de Marina-Armada de México con motivo de la conmemoración de los 112 años de la fundación de Chetumal, capital de Quintana Roo. |
Este artículo se publicó en la revista militar ARMAS Año 70 No. 454. 68-71.Pp
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