Después de la toma de la Roqueta y del Fuerte de San Diego en Acapulco, el movimiento en pro de la Independencia retomado y organizado por Morelos ya estaba en decadencia. Tal vez el asedio y la toma de Acapulco iniciaron el declive de la campaña insurgente debido a que desde que salió de Oaxaca otorgó toda su atención a Acapulco, haciendo que a lo largo de los siete meses que duró el sitio, las autoridades virreinales aprovecharan para destruir los diversos núcleos insurgentes que se ubicaban cerca de la capital[1] llevando al debilitamiento del movimiento. 1815 constituyó un año difícil para los rebeldes, porque fueron perseguidos de manera implacable por los batallones realistas. El 5 de noviembre, Morelos es capturado y, al igual que Hidalgo, fue juzgado y hallado culpable de herejía y traición. Finalmente, el 22 de diciembre de 1815 fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec.
Su muerte dejó acéfalo al movimiento insurgente llevándolo a perder el camino. Con Félix María Calleja como Virrey, el gobierno de la Nueva España dejó de ser una empresa civil para convertirse en un gobierno con carácter militarista.[2] Calleja logró pacificar extensas regiones, valiéndose siempre de tácticas represivas, de un carácter absolutista y del manejo de las leyes a su entero antojo. En septiembre de 1816 Juan Ruiz de Apodaca sustituyó a Calleja como virrey de la Nueva España e instauró una política de reconciliación para poder concluir el conflicto iniciado desde 1810. Tal parecía que la rebelión popular que Hidalgo comenzó estaba llegando a su fin, debido a que algunos jefes rebeldes buscaron llegar a un acuerdo con el nuevo virrey para poder obtener la amnistía.
De los jefes más importantes de la insurgencia, sólo quedaban Guadalupe Victoria en la zona de Veracruz y Vicente Guerrero en las montañas del sur. Nuevos intentos por darle vida al movimiento se dieron por parte de Francisco Javier Mina, liberal español oriundo de Navarra, combatiente de la invasión francesa y el absolutismo en España. Al ser desterrado de su país, decidió continuar la campaña en contra del absolutismo apoyando a la colonia de la Nueva España en su lucha por la emancipación. Con Mina se inició una nueva etapa del movimiento insurgente: La resistencia.
Estando en Londres conoció al también exiliado Fray Servando Teresa de Mier, un destacado promotor del liberalismo que influyó en su pensamiento, por ello decidió iniciar su expedición en la Nueva España. En Inglaterra Mina encontró muchos simpatizantes de la causa independentista de la Nueva España, quienes le proporcionaron dinero y armas para apoyar la expedición, como el caso de Lord Holland quien lo contactó con Winfield Scott, un General norteamericano de quien recibió ayuda en Estados Unidos para llevar a cabo la expedición libertaria.[3] Estando en Liverpool, abordó la fragata Caledonia, en la que zarpó hacia el continente americano el día 15 de mayo de 1816. Una vez que arribó a América por la Bahía de Chesapeak, el navarro pasó a Norflok y después a Baltimore. Ahí inició contacto con algunos partidarios de la independencia, como Dennis Smith, Pedro Gual, Miguel Santa María, entre otros; de los que obtuvo más recursos. En Estados Unidos también conformó una compañía de oficiales de nacionalidades diversas que, aunque ya habían servido en los ejércitos europeos, siempre resultaban poco confiables por manejarse sólo por una retribución y no por los ideales independentistas. Es ahí en donde se hizo de tres embarcaciones para apoyar la expedición. Sabido de la situación en el Golfo de México y que Boquilla de Piedras era un reducto insurgente, Mina hizo planes de llegar a este apostadero. Por ello, envió a un joven apellidado Laborde para reconocer Boquilla y saber si era un lugar propicio para llegar. Las noticias no fueron positivas, pues Laborde le informó que tanto Nautla como Boquilla de Piedras habían caído en manos de los realistas. De cualquier forma, Mina continuó sus planes de arribar a un puerto de la costa del Golfo de México.
El Virrey Apodaca seguía muy de cerca los movimientos de Mina, ya que a través de Luis de Onís se enteraba de los pormenores de la expedición. El Virrey recibió el informe del cargamento que traía la Caledonia, consistente en 18 cañones, 2000 fusiles, 50 barriles de pólvora, además de ropa. Se supo también que Mina había reclutado gente para apoyar el movimiento y que a todos les había conferido algún grado, conformando sus fuerzas con oficiales de España, Italia y Francia. La Caledonia ya había sido negociada para formar parte de la marina que estaban conformando los insurgentes. Se alistaron otros barcos designados también para la expedición del navarro: las goletas Félix Cubana, capitaneada por Bonifacio Revilla; María, al mando del Capitán Stafford; Espartan y Calipso, bajo las órdenes del Capitán Boyle. Todas ellas con cargamento de pólvora, fusiles, sables y artillería.
Una vez tomadas las medidas necesarias para la expedición, el 27 de septiembre de 1816 Mina partió de Baltimore a Puerto Príncipe –Haiti-, punto en donde se reunirían las embarcaciones para la empresa. Durante el viaje, su barco sufrió serias averías, por lo que tuvieron que permanecer en aquel puerto en donde recibieron toda la ayuda del presidente de esa República,[4] el General Pétion, partidario de Simón Bolivar y de los liberales independentistas. Enterado que el Comodoro liberal Luis d´Aury se encontraba en Galveston, se dirigió hacia allá para reunirse con él esperando hacerse de su apoyo. Aury comandaba una escuadrilla con barcos de su propiedad, ofreció sus servicios al movimiento insurgente obteniendo así una patente para hacer el corso.
En noviembre Mina llegó a la isla de San Luis –en la costa de México- en donde Aury ya había comenzado a construir una fortificación, en la cual el navarro estableció su campamento.[5] Del Comodoro recibió todo el apoyo desde víveres, vestimentas, armas, municiones, pertrechos etc. Además, en un intento de legitimar y dar orden a su movimiento, en la pequeña isla se conformó un pequeño gobierno, cuya autoridad quedaba divida en dos: civil y militar y tendría su sede en Galveston con un destacamento en Matagorda. Los miembros de este gobierno fueron: Luis d´Aury, Gobernador; José Torrens, Juez del Almirantazgo; Vicente Veros, Escribano del Tribunal; Gabriel Torrens, Notario Público; Juan Pedro Rouselin, Tesorero y Juan Bautista Dumonisseaud como Alguacil Mayor.[6]
El navarro en conjunto con el Ministro José Manuel de Herrera, organizó el cuerpo expedicionario para las costas mexicanas, quedando de la siguiente forma: la Guardia de Honor,[7] al mando del Coronel Young; Artillería, bajo las órdenes del Coronel Myers; Caballería, dirigida por el Coronel Ruuth; el 1er. Regimiento de Línea, a cargo del Mayor José Sardá; tres departamentos (Ingenieros, Comisaría y Medicina); además de los herreros, carpinteros, inspectores y sastres.[8]
En un intento de aumentar la flota para la expedición, Mina se dirigió a Panzacola –Florida- , en donde adquirió el bergantín Cleopatra e inicia las transacciones para comprar el Neptuno. Luis d´Aury, aprovechando la ausencia de Mina, decidió trasladar su pequeño gobierno a Matagorda, bajo el pretexto de que Galveston no era un buen puerto para salir. El Coronel Perry, al mando del un regimiento de 80 angloamericanos se negó a seguir de Aury, logrando que un número importante de miembros de la tropa de éste último se unieran al movimiento de Mina, no quedándole al Comodoro Aury otro remedio que reconocer al navarro como líder de la expedición.
Para el 16 de febrero de 1817 Mina ya estaba de regreso en Galveston. Con todo listo, y habiéndose enterado de la situación que prevalecía en la costa del Golfo de México, en el sentido de que Nautla y Boquilla de Piedras habían sido ocupadas por los realistas, Mina decidió entonces arribar a Soto la Marina –Tamaulipas-. El ejército con el que contaba estaba conformado por aproximadamente 300 hombres entre marineros, operarios y criados, con los que partió de Galveston el 6 de abril de 1817 en las embarcaciones que a continuación se mencionan:
Cleopatra, bergantín dirigido por el capitán Hooper y en el que viajaban Mina con su Estado Mayor, la Guardia de Honor y el 1er. Regimiento de Línea.
Neptuno, a cargo del capitán Wisset, venía a bordo el teniente Arago al cuidado de la comisaría y provisiones.
Dos bergantines que Aury había capturado, en los que viajaba el Regimiento de la Unión con el coronel Perry al frente.
Una goleta armada y capitaneada por el comodoro Aury, en la que venían la compañía de Artillería y Caballería dirigida por el coronel Ruuth.
Elena Tooker, un buque mercante que se une a la expedición en el momento de su partida. Un buque pequeño capitaneado por Williams.[9] El 15 de abril de 1817 Mina desembarcó en Soto la Marina, los realistas ni siquiera se imaginaban que llegaría a ese lugar, ya que estaban convencidos de que la intención de este cuerpo expedicionario era llegar a Boquilla de Piedras. Es por ello que el desembarco se verificó sin ninguna novedad importante. Estando ahí, Luis d´Aury decidió separarse de la expedición y regresar a Galveston, no sin antes haber negociado con Mina la compra del bergantín Congreso Mexicano.
El Virrey Apodaca una vez enterado que Mina había desembarcado en Soto la Marina, comenzó a girar órdenes para impedir que el navarro avanzara hacia el interior del país. A Joaquín de Arredondo le encomendó el envío desde Veracruz de los buques armados existentes para combatir a Mina, entre los que se encontraba la fragata de guerra Sabina.[10] A esta última embarcación, en la que venía el Mariscal de Campo Pascual Liñán, se le unieron las goletas Proserpina y Belona. Al llegar a Soto la Marina se verificó un enfrentamiento en el que la Elena Tooker huyó y fue perseguida en vano por la Belona y la Proserpina, se perdió la Cleopatra al ser cañoneada por Francisco de Beranger, Brigadier de la Real Armada, comandando a la Sabina.[11] El Neptuno, por otro lado, quedó inutilizable al ser fuertemente afectado por el mismo mar.
El 24 de mayo Mina dejó Soto la Marina, instruyendo para que se construyera un fuerte en donde pudiera guarecerse la tropa y en donde quedaran bajo vigilancia los almacenes; mientras él dirigiendo al grueso del contingente avanzaba al interior para entrar en contacto con los liberales.[12] Ya había noticias de que se acercaban las numerosas fuerzas realistas al mando de Arredondo, lo que hizo que algunos oficiales de la expedición –el Coronel Perry y el Mayor Gordón-, desistieran de su idea de combatir e intentaran huir hacia Matagorda. En el camino fueron interceptados y capturados por tropas españolas.
Una vez que las milicias de Arredondo llegaron a Soto la Marina, el 11 de junio de 1817 realizaron un ataque al fuerte, mismo que se prolongó hasta el día 14. La pequeña fortaleza quedó totalmente destruida y, aunque Sardá que estaba al frente de ella se resistió a entregarla, finalmente tuvo que rendirse el 15 de junio de 1817. Tras esta capitulación, Fray Servando Teresa de Mier, que también estaba en el fuerte, fue encarcelado y sometido a los más graves maltratos.[13]
Ahí terminó la participación naval del movimiento de Francisco Javier Mina. Al adentrarse al interior de la Nueva España, Mina intentó conciliar con los realistas y los insurgentes, haciendo que su actitud resultara sospechosa para ambos bandos. En un intento de revivir el movimiento, el navarro enarboló la Constitución de Cádiz. Su viaje lo continuó hacia el Bajío y Zacatecas para contactar con otros jefes insurgentes y, aunque tuvo algunas victorias importantes, pronto fue aprehendido por el ejército realista. El 27 de octubre fue hecho preso en el rancho El Venadito, y juzgado y fusilado como traidor el 11 de noviembre de 1817.
[1] Alfonso Teja Zabre, Vida de Morelos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1959, 313 p., p. 143. [2] Alicia Hernández Chávez, op. cit., p. 173. [3] Martín Luis Guzmán, Javier Mina. Héroe de España y de México¸ México, Cía. General de Ediciones S.A., 1955, 236 p., p. 210. [4] Carlos María de Bustamante, op. cit., Cuarta Parte, Carta Sexta, p. 556. [5] Ídem, p. 557. [6] Historia, Notas Diplomáticas I, fs., 260-261, Archivo General de la Nación. [7] Constituida por extranjeros que no sabían hablar el español. [8] Carlos María de Bustamante, op. cit., Carta Séptima, p. 563. [9] Carlos María de Bustamante, op. cit.. Cuarta Parte, Carta Séptima, p. 565. [10] Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. I, pp. 40-41. [11] Parte de Beranger sobre la acción naval a Apodaca, a bordo de la fragata Sabina sobre la barra de Tampico, 16 de mayo de 1817, Historia 152, fs. 319-320, Archivo General de la Nación. [12] Martín Luis Guzmán, op. cit., p. 216. [13] Documento núm. 1,032: Carta del Lic. Treviño para que haga a favor de Mier lo que pueda, 6 de julio de 1817, en Juan E. Hernández y Dávalos, op. cit., Tomo VI, pp. 915-916. |